lunes, 24 de agosto de 2009


Sólo quería decirte lo mucho que te quiero. Francamente, soy consciente de que esto será lo último, no te volveré a ver jamás, jamás. Cada segundo desde que fuiste únicamente tú – ya sabes que antes – no he dejado de recordar ni un único momento tu cara. Si riera, o si me hirieran, si fuera aquí o allá, con este o con el otro, mi mente solo la inundas tú.

Amé soñar, incluso renunciando así a pensarte, por ser capaz de ser mi sueño, y lo logré.

Quizás sólo sea grácil para ti, y me contemples desde cerca, aunque entre nosotros se encuentre la distancia más infinita, la que definiste tú, la misma que por desgracia yo te inspiré.

Pero te amo, y no hay más que exista, ni nadie que me lo quite. Seguirás siendo tú por muy lejos que me encuentre, y algún día, arrepentidos de dejarlo pasar, cuando sea demasiado tarde, nosotros…

No hay más. Jamás te volveré a ver pasar, ni de cerca, ni de lejos, ni tu ligera sombra, ni tu espalda, ni una sola parte de ti. Me quedará el vacío más grande, es cierto. Te quiero, y siempre serás tú, el que imponga el molde a cualquier idiota.

Por todo eso es fácil despedir, y sin mentir lograr decir,

Ya no te quiero, mi amor.