martes, 12 de octubre de 2010





“Entre un hombre y una mujer puede existir el odio, el desprecio, el amor, la pasión pero nunca la amistad.” Oscar Wilde







Bajo estas palabras, ¿qué respuesta podría recogerse?
¿Podría alguien en algún momento de su vida, negar la amistad entre un hombre y una mujer? En primer lugar, no se puede utilizar la misma vara de medir sobre la amistad entre dos mujeres, que sobre la amistad entre dos hombres. Pero, ¿qué mujer puede describir la amistad entre dos hombres? Puede reflexionar sobre ella vista desde fuera, como una simple observadora, pero jamás se sentirá parte del vínculo que existe entre ellos. Y también podría preguntarse, ¿cómo es la amistad entre dos mujeres?, ¿qué siente la una de la otra?, ¿qué sienten las dos juntas?




 
No obstante, tampoco hay que olvidar los rasgos propios de esa amistad en la edad propia en la que uno se encuentra, pues, ¿es acaso la misma amistad entre dos niños o niñas que entre dos hombres o mujeres?
Hay un distintivo claro: la amistad entre los niños es desinteresada y la otra no. Por consiguiente, esta será sincera y fiel por sí misma, y acabará en nuestra conciencia como un modelo a seguir en nuestra vida al que recurriremos a lo largo de los años. Pero no nos equivoquemos, será modélica la amistad, no forzosamente el amigo.





Entre los adultos, todos pecamos de ese interés, propio de nuestro desarrollo y de nuestra experiencia: tratamos siempre de encontrar un punto de unión con él, un punto en común, ya sean gustos, aficiones o forma de vida. Cuando este vínculo se ha creado, existe necesariamente una complicidad, y esta se manifiesta muy distintamente en hombres que en mujeres. En mujeres, roza lo más íntimo, y esa amiga es la segunda conciencia sobre la que se desplegarán todas nuestras confesiones. Visto así, ¿es esta la misma unión que existe entre dos hombres? 





He visto reír a muchos niños y niñas, he visto reír a muchas amigas jóvenes y adultas, y me he visto reír a mí. Sabría describir qué sentía de esa unión. Sin embargo, no he visto reír a dos hombres de esa manera.
De esta observación tan simple, podría deducir yo que existe un vínculo diferente entre hombres que entre mujeres, aunque en ningún caso, y cosa que quisiera saber, nunca sabría decir cuál de estos vínculos es más fiel. Posiblemente, esto último dependa de la naturaleza propia de las personas.
Por tanto, nadie podría decir que Oscar Wilde esté equivocado en sus palabras…






Pero, ¿y si existiera esa amistad entre un hombre y una mujer, pero ésta desembocara en amor inevitablemente, por esa amistad tan profunda que los une?, ¿no sería extraño dar la espalda a esa complicidad tan fuerte que existe entre ambos? ¿Alguien habrá sentido alguna vez esa amistad con una persona del sexo opuesto? ¿Podría esa amistad forjarse desde otro punto de partida que no fuera la niñez? En otras palabras, ¿tendría la misma validez la amistad que se forja entre un hombre y una mujer durante su infancia que la que les une en su vida adulta?






En mi opinión, la infidelidad nunca tendrá lugar entre los dos primeros, ni en la amistad ni en el amor, la segunda, por descontado, sí.
Para una mujer, el hombre se erige como el sueño y el objetivo de su vida y de su educación, desde el día que nació. Las que renuncian a él, es por una decisión tomada tras conocer la anterior, que difícilmente no va precedida de alguna experiencia, por pequeña que sea. ¿No es objetivo de toda hembra en el reino animal la búsqueda del macho para asegurar la descendencia?




¿Y para un hombre? ¿No es un simple estímulo sexual el que invita al macho a aparearse con una hembra, y luego volver a emprender su camino solitario, incluso en las manadas?
¿Qué quiere un hombre de una mujer? Ésta es mi verdadera pregunta.








Imágenes: "Ophelia" de Millais, Joven Kate Moss, joven Natalia Vodianova, fotografías de autor, Kate, Catherine Deneuve en "Indochine", Kate Moss y Natalia Vodianova, ambas para Vogue.