Al igual que muchas de las películas del director alemán Rainer Werner Fassbinder, entre ellas Effi Briest (1974), Una canción… Lili Marleen (1981) y La ansiedad de Verónica Voss (1982), El matrimonio de María Braun se centra en un personaje femenino cuyo destino refleja la historia de su país. Casada con un soldado, Hermann (Klaus Löwitsch), durante la Segunda Guerra Mundial, María (Hanna Schygulla) cree que su marido ha muerto en combate; al declararse la paz, María empieza a trabajar en un cabaret. Acosada por un soldado estadounidense que trata de violarla, María lo mata sin querer durante el forcejeo la misma noche que regresa su marido. Este asume la responsabilidad del crimen y durante su estancia en la cárcel María trabaja desesperadamente con el fin de redimirse y preparar una vida segura para cuando su marido salga de la cárcel. Un decenio de esfuerzos incansables la convierte en una próspera mujer de negocios, pero la felicidad sigue pareciendo imposible porque, aunque recupera la libertad, Hermann se siente incómodo en presencia de su esposa. Hermann se marcha a América del Sur para hacer su propia fortuna y finalmente vuelve cerca del final de la película. Pero el destino de María es cruel una vez más, y se produce una explosión de gas que causa la muerte de ambos.
Las premisas melodramáticas en modo alguno disminuyen la fuerza de esta notable película, que utiliza un caso en particular para hacer un análisis del “milagro alemán”. Pagada con sacrificios enormes, la reconstrucción de Alemania descansaba principalmente sobre las frágiles espaldas de sus mujeres. “Aunque se reconstruyeron las paredes, los corazones siguieron rotos”: esta era la opinión que tenía Fassbinder del auge económico de la posguerra, opinión que no fue aceptada de forma unánime. El matrimonio de María Braun habla de la pérdida del alma en una sociedad que exalta la prosperidad. Encarnada con brillantez por Schygulla, María se ve obligada a sufrir pot buscar autoestima y dignidad utilizando medios inhumanos. Fascinada por el dinero, pierde su encanto femenino.
Convencido por Douglas Sirk de que el melodrama siempre funciona, Fassbinder logró evitar el sentimentalismo gracias al rigor y la eficiencia. La película conserva la famosa “presentación fría” como señal de su sello inconfundible y Fassbinder demuestra una vez más que es un maestro del retrato femenino.
Festival de Berlín: Rainer Werner Fassbinder (jurado de lectores del Berlinger Morgenpost), Hanna Schygulla (Oso de Plata: actriz), (logro sobresaliente: todo el equipo), nominación de Rainer Werner Fassbinder (Oso de Oro).