lunes, 30 de agosto de 2010

ISLANDS



    



No tengo que irme nunca más
Lo que tengo está justo aquí



Mis noches y días antes he pasado
Buscando el mundo que estaba justo aquí




Debajo e inexplorado.



 Islas y ciudades he buscado
Aquí vi
Algo que nunca pude ver atrás




Soy tuyo ahora
Ahora ya no tendré que irme jamás
He estado averiguando
Asi que ahora no exploraré jamás




Mira lo que he hecho
Ese puente está ahora ardiendo
Volviendo atrás hacia donde estuve
Estoy helado por el deseo
No necesito marcharme




Dónde podría estar yo
Si esto fue para adentrarme
Ése es un riego que tomaré
Estoy helado por el deseo
Como si esa elección hubiera tomado




Soy tuyo ahora
Por eso ahora no tengo que marchar
He estado descubriendo
Así que ahora no volveré a explorar



No volveré a explorar


Soy tuya ahora






No exploraré jamás.







Ya no tengo que dejar nada. Lo que antes durante noche y día había buscado, está justo aquí debajo, inexplorado. Ya no hay excusa. Soy tuya ahora.


Sé que pronto tendré que soltar tu mano y adentrarme yo sola en mis pensamientos.
Hay una decisión por tomar, que lleva un tiempo persiguiéndome.
No, no te lo he dicho. Es una de esas cosas anteriores a ti.

Se trata de un rescate de aquello que los dos creemos. Nuestra conciencia. Conciencia.
Tres modos de vida se me antojan ahora: vivir enfrentándonos a nuestra conciencia, vivir de espaldas a ella, o vivir acorde a ella. Creo que si no actúo como pienso desde ahora, terminaré después pensando cómo actúo.

Ya te contaré algún día qué elegí. Por el momento, limitémonos a vivir.


adiós, verano.




Imágenes: David Bellemère para el Vogue italiano.
Letra: the xx - Islands .

domingo, 29 de agosto de 2010

PERROS DE PAJA



          Sam Peckimpah no era un director conocido por su delicadeza, y Perros de paja se considera la película más galvánica y controvertida de su filmografía, ante todo después de la violencia más estilizada de su western de 1969, Grupo salvaje. Dustin Hoffman interpreta a un apocado matemático que se instala con su esposa, Susan George, en su pueblo natal inglés. Pero ella se pavonea de su éxito y belleza ante los lugareños. Ellos reciben la llegada de Hoffman y de su esposa como una intrusión, y es evidente que el joven matrimonio, de por sí poco inestable, no resistirá la presión. Hoffman se siente cada vez más incómodo y los habitantes del pueblo muestran con descaro su desprecio por la pareja… Pero solo cuando su esposa sea violada, Hoffman estallará con violencia.
          No se limita a justificar implícitamente la violencia –resultado aparentemente inevitable cuando se presiona a un hombre-. Perros de paja se muestra igualmente ambigua con el carácter de Susan George. La mujer se pasea por el pueblo con jerseys ajustados y flirtea descaradamente con sus antiguos novios y, cuando finalmente es violada, parece que haya recibido de agrado la salvaje invasión para afrentar a su marido, y además como respuesta a su inacción. La ambigüedad se desvanece cuando Peckimpah expone en todo su horror la infame escena de la violación y, cuando acaba, el espectador queda tan sobrecogido como el personaje de Susan George.
          Después del desarrollo brutal del filme, Peckimpah no hace concesiones al espectador con la conclusión bárbara de Perros de paja. La película se mantiene brillantemente desequilibrada mediante el montaje desorientador y la continua y audaz dosificación de la intensidad. Pero Peckimpah tensa y explota aún más la emoción al volver las tornas contra los brutales antagonistas. El perturbador y sangriento desenlace no provoca catarsis ni satisfacción, pero lo deja a uno perplejo e inseguro sobre lo que ha visto. La incierta moralidad de Perros de paja levantó una gran controversia, lo que irónicamente validó la intuición de Peckimpah. Tal vez no nos guste lo que vemos, pero nos sentimos impelidos a mirarlo.








 Nominaciones al Oscar: Jerry Fielding (banda sonora).

miércoles, 25 de agosto de 2010



          

                 Siendo la vida como es, 
                                                   uno sueña con vengarse.


                                                                


(Paul Gauguin)

lunes, 23 de agosto de 2010

CAROLINA HERRERA




































Prêt A Porter, otoño-invierno 10/11.

viernes, 20 de agosto de 2010

Unas veces se ama más, otras menos. Otras se cree uno hacerlo, aún cuando las más de las veces sabe que no. Quizá es que solo hubiera una forma de amar, y esa fuera no amando. De igual manera que uno no duda en el instante de si está triste o no lo está, de si llueve o no llueve cuando llueve, aquel estaría seguro de que amaba cuando de verdad lo hiciera.
Puede que el mundo nazca con una cantidad de amor medida, de mayor o menor tamaño, y ésta se vaya gastando y perdiendo con su uso. Igual que no puedes pedirle al Sol más sol, ni a la lluvia más lluvia. Para el que lo ha gastado, siempre habrá algo grande y feliz que superará con creces el hecho de haberse desprendido de él para siempre; el maravilloso recuerdo de pagar una sola y cara vez con él, y los igualmente maravillosos, pero menos profundos recuerdos, de quien lo repartió en varias ocasiones. Es la clase de amor fraccionado, una alternativa para aquellos que dudaron toda su vida. Pero, para el que no lo ha gastado, supone la incertidumbre de disponer verdaderamente de él, pues creemos que lo general nos pertenece por costumbre misma. Otra indecisión, sería su gestión: puede que uno no tenga recursos para poder administrarlo, ni valores en los que invertirlo. Puede que uno tema ser timado, y pagar una cuantía enorme por no una baratija, pero sí una falsificación de aquello que cree genuino, y termina rompiéndose a pedazos; de aquello que se cree que es, y que al final no es. Pero existen más fluctuaciones, pues en los negocios quien no arriesga no gana, y manual para la fortuna no existe –por lo menos para la fortuna de la propia vida-…

Y finalmente uno termina sentado divagando, con una incertidumbre plena, que ni importa ni deja de importar, que cuando se levanta da por reír o da por llorar. Y se pregunta sobre si lo que sueña existe, de si es tangible y se puede comprar, de si las joyas se pagan con amor, y los amores con dinero, o si realmente debiera preocuparse por eso, aún sabiendo que unos para el amor, se preparan con la debida antelación, y otros perturbados confían en que el fiel y verdadero llegue por casualidad, una casualidad en toda regla, de las que se cruzan sin más, y con la misma facilidad se van, que llegan tarde y se marchan temprano, y le abrazan a uno de sopetón.




 Bath, Brooke Shields en "La pequeña", Natalia Vodianova para Vogue.

sábado, 7 de agosto de 2010

Cuando un cortísmo spot merece la pena ser visto:




Ella está hecha a semejanza de las cosas que amo.


 

Se parece a la noche,
 

o mejor:
a una noche sin ausencias...









Ella es exacta.

 

Cuando la noche escurre, su cuerpo se humedece.


Me permite trepar por mis temblores






y agitar su nombre desde la oscuridad.
 

Ella es irrepetible.



Nació en las piedras donde empieza mi desorden.
 




Ella, Eduardo Langagne.




Spot: Agua di Gioia (Giorgio Armani).

martes, 3 de agosto de 2010

DETENTE, CAMINANTE

Detente un momento, Caminante, solo un pequeño momento, para leer estas frases,.
Dejémoslas esta vez como frases y no como versos.






Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás,

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante, no hay camino

sino estelas en la mar.


Antonio Machado








 






Imágnes: Murcia antigua, Trapería, Plaza Catedral y Portman.

domingo, 1 de agosto de 2010

Carmen en estos casos se supera.
Se dispone a sufrir sin una lágrima.
No se golpea el pecho con la manos,
ni gime, ni los ojos se le nublan.
A su lado se sientan sus amigas,
todas muy maquilladas, con modelos
exclusivos y oscuros, lamentando
la muerte de Ricardo entre sollozos,
Carmen está tan triste que no llora.

Tanto dolor le sube a la cabeza
que no sabe qué hacer para alojarlo.
Mientras, María rompe el fuego y dice:
«No sé si va a servirte de consuelo,
pero he sufrido mucho en esta vida.
Mi familia murió en un accidente
de coche, en pleno estado de embriaguez:
mis dos maridos, hijos, hijas, todos.
Me he quedado solísima en el mundo».
Como Carmen seguía sin llorar,
habló Julia, la de ojos transparentes,
y entre lágrimas dijo estas palabras:
«Más he sufrido yo. Mis siete hijos
murieron peleándose entre ellos
y mis padres se ahogaron en la playa
el verano pasado, uno tras otro.
Yo sola preparé los funerales
y encargué las guirnaldas de sus tumbas.
Para mí ya no existe la alegría».
Marta la triste habló, sumida en llanto:
«A mí me odia Fernando, pero teme
quedarse sin dinero si me deja.
Sale con una chica, últimamente,
que no ha cumplido aún los veinte años.
Me obliga a descalzarla cuando viene
y a servirle en la cama el desayuno.
¡No puedo más de fiestas y de drogas
y de esa horrible gente de la noche!»

Pero Carmen no llora. Se levanta,
quita la tela que cubría al muerto,
ve el pelo enmarañado por la sangre,
ve los brillantes ojos apagados,
ve el pecho roto, las mejillas frías,
los labios negros y los pies blanquísimos,
ve el despojo que ayer fuera Ricardo.
Y Carmen ya no puede seguir viendo.
Cae hacia atrás, como si aquello fuese
a desaparecer si no lo mira,
y sus amigas corren a atenderla.

Y cuando su cabeza se refugia
en un cojín que apunta al cielorraso,
no puede evitar Carmen que una lágrima,
una caliente lágrima de amor,
resbale de sus ojos.

Luis Alberto de Cuenca.