jueves, 18 de junio de 2009



Hoy quiero contarte que te escucho cuando no te veo, quiero hablarte de una de esas calles que se hacen lentas al pasar, y nunca llego a torcer la esquina. Que al pasear de noche, cuando me acerco a unas de esas farolas color ámbar se apagan, es allí cuando empiezo a tropezarme, porque no consigo ver nada, o por lo menos eso me parece a mí. Te imaginas que fuera palpando cada coche y cada puerta, cada timbre y cada llave, y no me respondiera nadie más que tú. Así sería tarea fácil encontrarte. No me mojo los zapatos en ningún charco.me los mojas tú, Cuando te plantas frente a mí, y me agitas como un pañuelo,en una de esas viejas estaciónes, luego me dejas caer al suelo atrapada entre todas aquellas traviesas, unidas por las vías. Aquellas sobre las que siempre te escapas y te vas.

                                                                                                         canfranc estación

1 comentario:

Espérame en Siberia dijo...

Cada despedida es un mundo nuevo. Un duelo diferente, una buenaventuranza distinta. La mayorìa de las veces pensamos que estamos haciendo mal al renunciar a alguien, pero yo creo que sin esos momentos llenos de nostalgia y esperanza por lo que se avecina, muchos momentos de la vida no tendrìan sentido.

Un abrazo inmenso.